domingo, diciembre 11, 2005

Existencialismos de un Segundo

No soy nada, no valgo nada. De verdad, no lo digo (sólo) porque este deprimida, sino porque mi razón me ha revelado que así es. De repente me doy cuenta de la inmensidad del universo. El espacio es inmenso, inconmensurable, eterno, quién sabe? Yo estoy aquí, en mi habitación, en mi pisito, en una pequeña ciudad de un pequeño país en un planeta pequeño, e inmenso. No he visto ni una milésima parte de lo que existe en mi planeta. El espacio exterior es y será para mi una fantasía. Como si no existiera, vaya. Por mi experiencia, el sistema solar, la vía láctea y esas pollas podrían no existir. Por lo que sé, las estrellas podrían estar pintadas en el borde de un gran globo, una circunferencia en cuyo centro se encuentra la tierra... montada sobre cuatro elefantes y una tortuga. El espacio, si existe, es infinito, y yo soy una parte minúscula del todo. El tiempo, otra cosa que si es linear parece ser infinita, y si no lo es... todavía más. Pienso en la historia de la humanidad como nos la enseñan en la escuela. Siglos y siglos, varios milenios. Mi vida no ocupará más de un siglo, con suerte. Sólo viviré una pequeñísima parte de la historia. Y si ya la comparamos con la historia de la especie humana, ¡uf! Miles de milenios. ¿la historia del planeta? Millones de años, una cantidad para mi inconcebible. Dada mi insignificancia, comparada con el todo, ¿de dónde viene el valor de mi vida? ¿Soy valiosa, en algún sentido? ¿Cuál?

Creo que la respuesta es simplemente que soy valiosa en tanto que soy una conciencia que se percibe a si misma, capaz de cuestionarse sobre su existencia, el valor de su existencia, capaz de pensar sobre el pensamiento incluso (aunque por poco tiempo; las discusiones de lógica me dejan el cerebro un poco confuso). Yo soy valiosa para mí, para aquella conciencia que quién sabe de dónde sale (razón lógica? Instinto animal? Un alma? Qué coño soy?) y que percibe su existencia y la valora; percibe la muerte y la teme. También soy valiosa para aquellos seres con quienes he tenido mayor relación, a quien me unen (en la mayoría de los casos) lazos familiares, personas que de alguna manera he llegado a necesitar y que me necesitan a mí. Para todo lo demás, no soy nada. Nada más que un nombre, una cara, unas palabras, un personaje secundario en la película de su vida, o sólo un anónimo más...

Hoy he tenido un momento extraño, de estar bailando (no preguntéis porqué; ya cuestionaré mi cordura en otro momento) y de repente darme cuenta de que soy D. H. , soy un nombre, una cara y una historia... Tal vez sea el resultado de haber pasado una semana sin apenas ver a nadie ni hablar con nadie. Al parecer, comencé a verme a mi misma como una mente y unos ojos y sentidos que perciben, observan e interpretan (y sufren?) y nada más. No sé; creo que no es exactamente eso, pero ¿cómo explicarlo?

La vida es rara, a veces.

(Bueno; siempre lo es, de hecho. Sólo que la mayoría de las veces lo damos por sentado y no nos damos cuenta, o decidimos ignorarlo.)

3 Comments:

Blogger edumangia said...

Me quedé pensando... ¿Sabés que Pascal dice algo prácticamente igual a lo que escribís vos? Y dice en un momento, que frente al universo, inabarcable, infinito, el hombre es sólo una caña. Pero una caña que piensa. Y eso hace toda la diferencia. El hombre tiene conciencia, percepción de la realidad. Y eso lo hace mucho más que una galaxia entera. Pero revela también mucho más esa existencia paradójica que tiene.

13 de diciembre de 2005, 3:23  
Anonymous Anónimo said...

Yo creo que somos valiosos porque también somos infinitos como todo lo que nos rodea. Que al fin y al cabo nos componemos de lo mismo que el universo, el tiempo y el espacio. Eso de que somos concientes a diferencia de lo demás no me convence..

18 de diciembre de 2005, 19:03  
Blogger Jeque Alzarkahui said...

Visítame en mi templo virtual.
Las respuestas a cualquier pregunta sensata las tendré, solo yo conozco el verdadero sentido de la vida.

Lee mis historias y querrás seguir mi camino.

YO TENGO TODAS LAS RESPUESTAS

31 de diciembre de 2005, 3:50  

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